LA AGRICULTURA Y EL MEDIO AMBIENTE
En
los últimos 50 años la actividad humana ha modificado los ecosistemas con mayor
rapidez y amplitud que en cualquier otro período equivalente en la historia, en
gran medida para satisfacer la demanda de alimentos, agua dulce, madera, fibras
y combustibles. Hoy en día, cerca del 60 por ciento de los "servicios del
ecosistema" evaluados en la Evaluación de ecosistemas del Milenio, de las
Naciones Unidas, se están degradando o utilizando en forma insostenible, y la
degradación podría agravarse en la primera mitad de este siglo. Es evidente,
dice un informe de la FAO al COAG "que no hay otra opción que producir más
con menos. La sostenibilidad ambiental en la agricultura ya no es una opción
sino un imperativo.
El
informe dice que la agricultura desempeña una función central en la gestión del
medio ambiente: "Las políticas agrícolas deben considerar nuevos
parámetros, como la reasignación masiva de la utilización de la tierra agrícola
(y la posible conversión de tierras no agrícolas) que conllevan algunas
situaciones, la sustitución de los actuales cultivos alimentarios con cultivos
energéticos y las posibles contribuciones de la agricultura al desarrollo
económico global... porque es en la agricultura donde residen muchos de los
problemas y muchas de las soluciones".
La biodiversidad
La
agro biodiversidad utilizada en la producción de alimentos sustenta la vida
humana. La intensificación y la expansión de la agricultura han destruido la
biodiversidad y los hábitats, han impulsado las especies silvestres a la
extinción y acelerado la pérdida de servicios de producción ambiental, además
de haber reducido los recursos agrogenéticos para la seguridad alimentaria del
futuro. Se prevé que el cambio climático modifique la biodiversidad en todos
los niveles, incluidos los ecosistemas, las especies y los genes.
El cambio climático
Si
no se reducen las emisiones de gas que producen el efecto invernadero, la
temperatura mundial probablemente aumentará de 2 a 3 grados centígrados en los
próximos 50 años, lo que producirá cambios climáticos que repercutirán en la
producción de alimentos, la salud y el medio ambiente en todo el mundo. Las
prácticas agrícolas -como la deforestación, los corrales de engorde del ganado
y el uso de fertilizantes- representan actualmente en torno al 25 por ciento de
las emisiones de gases que producen el efecto invernadero. A su vez, la
creciente frecuencia de tormentas, sequía e inundaciones causadas por el cambio
climático pone en peligro la viabilidad de los agros ecosistemas.
Los
cambios que se presentan en las temporadas agrícolas y los ciclos más breves
para todos los organismos darán lugar a nuevas plagas y enfermedades, a la vez
que un incremento general de las pautas de riesgo y variabilidad repercutirá en
las ganancias económicas y la seguridad alimentaria.
La bioenergia
Las
proyecciones indican que la energía de biomasa podría satisfacer hasta el 25
por ciento de la demanda mundial de energía para el año 2050. Como fuente de
energía casi neutral de carbono, la mayor parte de los sistemas bioenergéticos
puede contribuir a mitigar el cambio climático mediante la sustitución de los
combustibles fósiles y la fijación del carbono a través de las plantaciones
bioenergéticas.
Dado que la agricultura y la silvicultura son
las principales fuentes mundiales de biomasa, el mercado en expansión de
materias primas bioenergéticas podría contribuir significativamente a elevar
los ingresos agrícolas. Se podrían utilizar más de 200 especies vegetales para
producir bioenergía, y algunas plantas podrían contribuir a restablecer tierras
degradadas y marginales. Sin embargo, la FAO advierte, el cambio hacia la
bioenergía hace temer por la seguridad alimentaria, dado que la tierra y otros
recursos productivos se sustraen a la producción de alimentos. Además, la
intensificación de la producción de biocombustibles podría repercutir muy
negativamente en el agua y el suelo, los hábitats naturales y la biodiversidad.
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