TIPOS DE SUELO
Se denomina suelo a la parte superficial de la corteza
terrestre, biológicamente activa, que proviene de la desintegración o
alteración física y química de las rocas y de los residuos de las actividades
de seres vivos que se asientan sobre ella.1
Son muchos los procesos que pueden contribuir a crear un
suelo particular, algunos de estos son: la deposición eólica, sedimentación en
cursos de agua, meteorización, y deposición de material orgánica.
Existen dos clasificaciones para los tipos de suelo, una
según su estructura y otra de acuerdo a sus formas físicas.
Por estructura
Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y
no son aptos para la agricultura.
Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color
blanco, secos y áridos, y no son buenos para la agricultura.
Suelos humíferos (tierra negra): Tienen abundante materia orgánica en
descomposición, de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el
cultivo.
Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y
retienen el agua formando charcos. Si se mezclan con el humus que es la
sustancia compuesta por ciertos productos orgánicos de naturaleza pueden ser
buenos para cultivar.
Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el
agua y no son buenos para el cultivo.
Suelos mixtos: Tiene características intermedias entre
los suelos arenosos y los suelos arcillosos.
Por características
físicas
Litosoles: Se considera un tipo de suelo que aparece en
escarpas y afloramientos rocosos, su espesor es menor a 10 cm y sostiene una
vegetación baja, se conoce también como leptosoles que viene del griego leptos
que significa delgado.
Cambisoles: Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación
de arcilla. Se divide en vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con
saturación superior al 50%.
Acrisoles: Presentan un marcado horizonte de acumulación de
arcilla y bajo saturación de bases al 50%.
Gleysoles: Presentan agua en forma permanente o semipermanente con
fluctuaciones de nivel freático en los primeros 50 cm.
Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la
mayoría son ricos en calcio.
Rendzina: Presenta un horizonte de aproximadamente 50 cm de
profundidad. Es un suelo rico en materia orgánica sobre roca caliza.
Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos
de contracción y expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y
cercanos escurrimientos superficiales.
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